Vale la pena escuchar a Cesar Gaviria

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โ€œLo que pasa es que de un Gobierno que quiere polarizar la opiniรณn de la manera como la polariza y a toda persona que lo critica o le hace oposiciรณn lo considera terrorista y aliado de las FARC, quรฉ se puede esperarโ€ Cesar Gaviria

 

 

 

 

4 de marzo de 2009

ricardocorrearobledo@gmail.com

El pasado 26 de febrero El Espectador publicรณ una entrevista con el ex presidente Cesar Gaviria en la cual bรกsicamente se abordรณ todo lo referente al escรกndalo de las interceptaciones ilegales del DAS.ย  Sus respuestas fueron lucidas y valientes, porque se requiere valentรญa para ir contra la corriente de la opiniรณn, y mรกs cuando se hace desde una posiciรณn de prestigio como la que ha tenido Gaviria por muchos aรฑos, mรกs allรก de crรญticas puntuales que se le puedan hacer.

El expresidente tiene una claridad en este tema en particular que trasciende las responsabilidades instrumentales al afirmar que: โ€œLo que pasa es que de un Gobierno que quiere polarizar la opiniรณn de la manera como la polariza y a toda persona que lo critica o le hace oposiciรณn lo considera terrorista y aliado de las FARC, quรฉ se puede esperarโ€. Estas palabras no tendrรญan porque sorprender por ejemplo en boca de decenas de columnistas, pero de una persona como Gaviria, reconocido por su ecuanimidad y calculo al emitir conceptos y opiniones, tienen que generar una seria reflexiรณn.

El 22 de febrero Yamid Amad entrevistรณ a Gaviria en El Tiempo y le preguntรณ si รฉl ve tentaciones totalitarias en el presidente Uribe, a lo que contestรณ sin ambigรผedades y con claridad: โ€œSi, claro. Es que la democracia no es sรณlo mayorรญas, sino contrapesos. Si no, todos los poderes caen en cabeza de una persona o de una coaliciรณn y se pierde la esencia de la democracia. Si el presidente Uribe intenta una nueva reelecciรณn, yo creo que empezamos a recorrer el mismo camino que estรก recorriendo Venezuela y muy pronto vamos a estar hablando de la presidencia perpetuaโ€.

Estas respuestas son sรณlo dos muestras del rol que estรก jugando Cesar Gaviria en la vida pรบblica del paรญs. Junto a cientos de colombianos, estรก ejerciendo una conciencia indispensable para estos dรญas, o tal vez aรฑos, de adormecimiento democrรกtico, y en ocasiones moral y รฉtico.

Gaviria podrรญa estar simplemente descansando, pasando bien el tiempo, viviendo en Nueva York o en otra ciudad por el estilo, dedicado a ser un promotor del arte, oficio del que gusta bastante. En รบltimas, encumbrado en un pedestal como expresidente y exsecretario general de la OEA. Por el contrario regresรณ a Colombia, a dirigir un partido polรญtico que como el liberal representaba una โ€œamenaza de ruinaโ€, y sobre todo, a contribuir con la reflexiรณn necesaria para evitar que progrese otra amenaza de ruina, la de la democracia colombiana.

La postura crรญtica de Gaviria no es gratis, pues es preciso recordar que en tรฉrminos generales apoyo honesta y desinteresadamente al gobierno de Uribe al inicio de su primer mandato, incluso con acciones desde la OEA.

Pero de seguro fue mucho lo que vio, lo que supo, y por encima de su propio bienestar quiso ponerle el pecho a la tormenta. Seguramente el mismo proceso vivieron Rudolf Hommes y Rafael Pardo, quienes apoyaron a Uribe inicialmente, pero que luego y hasta estos dรญas han ejercido una honesta y valerosa oposiciรณn. Porque la oposiciรณn, como dijo Gaviria a El Espectador, es hoy casi un delito.

Lugares comunes afectan a la opiniรณn para poder escuchar con libertad al expresidentes Gaviria. Fundamentalmente se le castiga por impulsar la apertura econรณmica en su gobierno, el que es tildado de neoliberal. Dos cosas se pueden decir al respecto: en primer lugar, el propio expresidente ha reconocido errores en este proceso, y se insinรบa en รฉl una mirada mรกs social y comprensiva de la economรญa. En segundo lugar no puede leerse su gobierno de manera tan simplista, pues al lado de errores, que los tuvo, tambiรฉn hay grandes aciertos y progresos, incluso en la creaciรณn de una institucionalidad conveniente para la equidad social.

El problema es que el Gobierno, y especialmente el presidente Uribe, miden con raseros distintos a sus aliados y sus opositores, ejerciendo una doble moral muy daรฑina para el paรญs.

Estando autorizado por la Constituciรณn, y sin que รฉl haya promovido esta autorizaciรณn, Cesar Gaviria puede aspirar con credenciales de sobra a la presidencia. Pero ha dicho que no lo harรก, en una decisiรณn que acrecienta su valor como referente para la polรญtica colombiana. Ojalรก siga hablando y ojalรก sea escuchado.

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