The West-Eastern Divan Orchestra: un ejemplo de construcción de paz a través del arte

Por Isabel Gnecco Simmonds

 

Por Isabel Gnecco Simmonds
Indepaz

Daniel Barenboim (Israelí) y Edward Said (Palestino) decidieron, en 1999, crear el West-Eastern Divan Orchestra con el propósito de que, jóvenes, músicos de Israel y países árabes el Medio Oriente se reunieran y juntos trabajaran en el desarrollo musical y la compresión de temas políticos entre dos culturas que tradicionalmente han sido rivales. Con la creación de la orquesta, estos artistas materializaron la ambición de remplazar la ignorancia con la educación y el entendimiento del otro para humanizarlo e imaginar un mejor futuro. En palabras de Barenboim, se trata de un proyecto que ambiciona por la construcción de paz a través de la música “aspiramos a la igualdad y libertad total entre israelís y palestinos, partiendo de la base de que nos unimos a tocar música”

 

El nombre “West-Eastern Divan” hace referencia a una colección de poemas del alemán Johann Wolfgang von Goethe que, según de Barenboim, “fue uno de los primeros alemanes que estuvo verdaderamente interesado por otros países, ya que empezó a aprender árabe con más de sesenta años”.

Además de mejorar su nivel musical, en el taller, los jóvenes conviven con personas de países que se encuentran en situaciones de conflicto con el suyo propio. De allí parte la base para desarrollar un proyecto que no es únicamente musical, sino que abre espacios de dialogo y reflexión sobre el problema árabe-israelí. La mayor aspiración del proyecto es sentar las bases en la superación de diferencias culturales y políticas entre países que está en constante disputa, a través de los contactos interculturales. La orquesta se presenta, entonces, como un ejemplo de democracia y convivencia entre dos culturas que lograron encontrar el gusto compartido por la música.

El West-Eastern diván ha hecho giras en numerosos países tanto europeos, como de América y Asia. Sin embargo, el hecho de haberse presentado por primera vez en un país árabe con un concierto en Marruecos en el año 2003 y en Ramala, Palestina en el 2005 significó un importante comienzo en su intento por generar impacto en la región. Para muchos palestinos en la audiencia, fue esa la primera vez que se encontraban con israelís en escenarios no militares. Barenboim, cuenta cómo en esa oportunidad, una niña sube del escenario y se acerca para decirle “usted es la primera cosa que veo de Israel que no es un soldado o un tanque”.

Desde hace varios años, el proyecto se ha convertido en un ejemplo para el resto del mundo, demostrando que la convivencia pacífica entre personas de orígenes distintos, que han estado tradicionalmente en conflicto, si es posible y que, en la medida en que se comparten más actividades se tienden fuertes lazos de unión entre ellos. En ese sentido, ha logrado demostrar que la música es un instrumento útil para romper barreras que parecen inalterables y desmitificar el supuesto de que los métodos no tradicionales para la resolución de conflictos son menos efectivos.