Taraira: se abre el ojo del huracán minero en la Amazonia colombiana

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Por: Diana Mendoza

Al suroriente del País, sobre un hilo de la frontera colombo-brasilera delineada por el Río Taraira, se localiza el municipio del mismo nombre. Su capital es ahora un pueblo pequeño y apacible apostado en medio del bosque amazónico al que sólo se accede en avioneta, muy diferente de lo que fue hace unos 25 años cuando reverberaba de gente de todo el país venida a estas tierras extremas con el fervor que dan los ojos embrujados por el oro. Desde ese entonces, las suaves colinas del Taraira, Cerro Rojo, Garimpo y Machado en Colombia, y El Castaño en Brasil, han sido arañadas por miles de mineros improvisados que tumbaron monte, hicieron caminos, barequiaron, dragaron, dinamitaron, abrieron túneles, e hicieron hijos en lo que hoy es el Taraira.

Muchos de ellos ya se han ido, pero otros aun esperan que el Estado colombiano decline y permita al fin que esta tierra se desnude y entregue sus lingotes a manos llenas.

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