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En respuesta a una editorial publicada por el periรณdico El Espectador, el presidente de Indepaz, Camilo Gonzรกlez Posso, plantea la figura del ‘Mandato por la paz’ como herramienta de refrendaciรณn de los acuerdos de La Habana

Este es link de la “antieditorial” publicada:ย http://www.elespectador.com/opinion/el-mandato-de-paz-otra-alternativa

Por: Camilo Gonzรกlez Posso, presidente Indepaz

Si la Corte Constitucional declara inconstitucional la ley estatutaria mediante la cual se autoriza la convocatoria a un plebiscito sobre los acuerdos de paz, sรญ existen alternativas para refrendarlos.

Una de esas alternativas es la convocatoria a un mandato de paz con un procedimiento similar al que se utilizรณ en octubre de 1997 para el โ€œMandato ciudadano por la paz, la vida y la libertadโ€. En ese momento, un movimiento ciudadano le solicitรณ al Presidente de la Repรบblica que facilitara el pronunciamiento popular mediante una papeleta colocada en las urnas por la Registradurรญa Nacional el mismo dรญa de las elecciones.

El paรญs se encontraba en un momento crรญtico de violencia y de ascenso de las guerrillas en el sur y los paramilitares en el norte y de la recomposiciรณn de las mafias narcotraficantes por todas partes. El escรกndalo de la narcopolรญtica corroรญa varios poderes del Estado. La muerte, los secuestros, la desapariciรณn forzada y el destierro eran la vida cotidiana en buena parte del paรญs.

En medio de ese panorama, el presidente decidiรณ acoger el clamor ciudadano y mediante decreto le ordenรณ al Ministerio de Hacienda disponer de los recursos necesarios; al mismo tiempo le solicitรณ a la Registradurรญa colaborar para el conteo de los pronunciamientos. Y con ese procedimiento y el respaldo del Consejo Nacional Electoral fue posible que el 26 de octubre mรกs de 10 millones de ciudadanos dijeran sรญ al inicio de las negociaciones de paz.

Con posterioridad al mandato ciudadano, la Corte Constitucional dijo en la sentencia 340/98 que, si bien ese voto no correspondรญa a ninguna de las figuras establecidas en la Constituciรณn para modificarla o establecer leyes, sรญ era un hecho trascendental de expresiรณn popular que debรญa ser tenido en cuenta por los gobernantes y legisladores. Y asรญ ocurriรณ, pues el gobierno de Pastrana se apoyรณ en este mandato para iniciar conversaciones de paz y promover leyes de cumplimiento del mandato.

Lo nuevo del mandato de paz 2016 serรญa su origen y alcances si la mesa de negociaciones lo acoge como mecanismo de refrendaciรณn entendido como manifestaciรณn pรบblica de respaldo polรญtico a la firma de los acuerdos de paz y a su implementaciรณn efectiva a todos los niveles y con los procedimientos seรฑalados por la Constituciรณn y la ley.

Como ocurriรณ en 1997, ahora se apelarรญa a las mayorรญas ciudadanas y se considerarรก acogido el mandato por el pronunciamiento de la mayorรญa simple de los votantes, pues no se trata de poner en riesgo ni los acuerdos ni el derecho a la paz. La fuerza del mandato o la legitimidad de su seguimiento estarรกn soportadas por el caudal de votos logrados en las urnas.

Todas estas consideraciones ayudan a pensar que es preferible un mandato de paz bien hecho que un plebiscito frankenstein, que constitucionalmente no es nada y que ademรกs es un microplebiscito con un umbral de participaciรณn-aprobaciรณn superminoritario que lo deslegitima antes de ser convocado.

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