CRIC no va a La Habana

Por Henry Caballero Fula

Congreso-CRIC-1Los integrantes de la Mesa de la Habana parecen no dimensionar el alcance de la voluntad de los pueblos indígenas y afrocolombianos de tratar asuntos que les preocupan respecto al fin del conflicto. La aceptación que han hecho las partes en la Habana (gobierno nacional y negociadores de las FARC) de recibir a la delegación de la comisión étnica, más parece una concesión graciosa que una clara conciencia sobre la necesidad de realizar procesos de consulta con los diversos pueblos, atendiendo mandatos constitucionales y, además, blindando al proceso de situaciones conflictivas que se pueden presentar en la realidad de su puesta en marcha. Me refiero al comunicado conjunto No. 73 de la Mesa de la Habana, en la cual informan que el 21 y 22 de junio recibirán los aportes y propuestas de estas comunidades, que servirán de insumo en el marco del punto 6 de la Agenda del Acuerdo General “implementación, verificación y refrendación”, en el cual se expresa:

Las delegaciones en la Mesa nos encontraremos con 10 miembros de las comunidades indígenas, cinco personas escogidas por las organizaciones que hacen parte de la Mesa Permanente de Concertación Indígena y cinco seleccionadas por la Mesa de Conversaciones; así como con 10 representantes de comunidades afrocolombianas, negras, palenqueras y raizales, cuatro personas escogidas por las organizaciones que hacen parte del Espacio Nacional de consulta previa de estas comunidades y seis personas escogidas por la Mesa; y dos miembros del Pueblo Rrom seleccionados por sus representantes en la Comisión Nacional de Diálogo.

Me pregunto, para el caso indígena, ¿sí en la Mesa Permanente de Concertación están representadas prácticamente todos los pueblos indígenas de Colombia a través de sus autoridades y/o sus organizaciones nacionales, porqué la Mesa de conversaciones de la Habana se reserva la selección de un número similar de personas de las comunidades indígenas?; este interrogante seguramente puede aplicar en el mismo sentido para el caso de las comunidades afrocolombianas, negras, palenqueras y raizales.

Sí los negociadores de las FARC y del gobierno nacional estuvieran realmente interesados en realizar un acercamiento con las comunidades indígenas del país, se podrían dar por satisfechos de contar con un espacio plural de concertación con las mismas, con el cual se puede dialogar para avanzar hacia un proceso adecuado de fin del conflicto y para establecer mecanismos de consulta previa, libre e informada, al momento de la implementación de los acuerdos, en su relación con dichos pueblos y/o sus territorios.

Incluir a personas seleccionadas sin consultar con los pueblos indígenas, no deja de constituirse en un desconocimiento de las autoridades propias de los territorios y de sus procesos organizativos, y cambia el escenario planteado por la comisión étnica de paz consistente en un “diálogo entre pueblos indígenas, afrocolombianos, raizales y Rrom y la Mesa de la Habana” hacia un escenario de legitimación forzada de los acuerdos de fin del conflicto, a través de garantizar que personas allegadas al gobierno y/o a las FARC, o tal vez sus militantes, hablen en nombre de estos pueblos, mostrando artificiosamente que las posiciones de las organizaciones y/o sus autoridades tienen opositores en las comunidades, lo cual no deja de ser una verdad de Perogrullo, ya que ningún proceso organizativo o político tiene 100% de consenso entre sus integrantes y, por eso, en las comunidades indígenas son sus autoridades quienes hablan por ellas, representando a sus pueblos a través de procesos de democracia interna.

Es interesante constatar que la cuestión hasta aquí esbozada deja de ser importante para el Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, pues sus comunidades, desde junta directiva realizada en febrero de 2016, no autorizan a sus delegados a ir a la Habana a dialogar con la Mesa de conversaciones, sino que plantean que ésta venga al Cauca. Con motivo de la “Minga de de resistencia por la vida, el territorio, la dignidad, la paz y el cumplimiento de los acuerdos” realizada durante las dos últimas semanas, han mandado una carta a la Mesa de conversaciones para que envíe sus delegados al Territorio de Convivencia, Diálogo y Negociación de la María, Piendamó, de manera que se encuentren directamente con las comunidades y sus autoridades. Han entregado dicha carta al alto consejero para el posconflicto, Rafael Pardo, con el fin de hacerla llegar a la Mesa de conversaciones, y han notificado en el marco de la movilización:
• Las comunidades del CRIC no aceptan ir a la Habana en el diálogo previsto entre comunidades indígenas y afrocolombianas con la Mesa de conversaciones..
• El CRIC plantea a la Mesa de la Habana que se pueda hacer una sesión de la misma con las comunidades indígenas del CRIC en el territorio de convivencia, diálogo y negociación de la María, Piendamó, para tratar cuestiones como:
o Minas antipersonales y desminado humanitario
o Vuelta a casa de niños y niñas.
o Reincorporación de excombatientes indígenas
o Jurisdicción especial de paz y jurisdicción especial indígena
o Desarrollo alternativo y solución al problema del narcotráfico
o Zonas de ubicación y/o zonas campamentarias
• Dicha reunión debe darse antes de la firma del acuerdo definitivo entre las partes de la Mesa.

Por ahora lo claro es que el CRIC no irá a la Habana, y que el Territorio de convivencia, diálogo y negociación de la María, Piendamó, y las comunidades indígenas que constituyen el mismo, se empiezan a preparar para recibir a los integrantes de la Mesa de conversaciones.

Henry Caballero Fula.