A solas con Salvatore Mancuso

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Su extradiciรณn, dijo, fue una estrategia para tapar la responsabilidad criminal de algunosย  lรญderes polรญticos. Denunciรณ que para garantizar su silencio, son amenazados sus familiares que permanecen en Colombia.

En la recepciรณn del hotel, Piedad Cรณrdoba me dijo que esa maรฑana del pasado viernes 22 de mayo tenรญa una sensaciรณn parecida a aquella que la embargaba durante los primeros dรญas de su secuestro, cuando en el campamento de las Auc se esperaba la llegada de Carlos Castaรฑo. En esta ocasiรณn al que รญbamos a ver era a otro de sus captores, Salvatore Mancuso, prisionero hoy en la Correctional Treatment Facility; una penitenciarรญa privada en Washington.

La reuniรณn se prolongรณ durante cinco horas. En ella comprobamos que la extradiciรณn de la cรบpula de los grupos paramilitares obedeciรณ a la inminencia de las confesiones mรกs decisivas que implicarรญan a sus aliados polรญticos, militares y econรณmicos, que hoy detentan las mรกs altas posiciones en el Estado. Para garantizar su silencio, se mantiene bajo amenazas a sus familiares, quienes no han podido ingresar a los Estados Unidos, pues no se les conceden los permisos especiales requeridos.

La estrategia de impunidad contempla, ademรกs, el encauzamiento judicial de sus familias y el asesinato de cientos de los desmovilizados que ejecutaban las รณrdenes o tenรญan contacto directo con los socios polรญticos y empresariales. Tambiรฉn quedรณ claro en la reuniรณn que algunos de los extraditados han entregado ya valiosa informaciรณn a autoridades judiciales y aduaneras estadounidenses. Informaciรณn que concierne a figuras colombianas del mรกs alto nivel.

Los aspectos sustanciales de la verdad que tienen que contar los paramilitares ya se conocen en EE.UU. Esa informaciรณn se harรก pรบblica tarde o temprano. Por ahora su contenido se mantiene en la reserva de las investigaciones. Ante la ausencia de un acuerdo integral de cooperaciรณn judicial, todavรญa es posible mantenerla al margen de los procesos que se adelantan en Colombia.

Durante la visita Mancuso nos relatรณ unas cuantas de esas grandes verdades. Todas ellas impactantes por los personajes que auspiciaron y se beneficiaron de las acciones de las Auc. Algunos elementos de esa informaciรณn confirmaron lo que ya intuรญamos sobre la responsabilidad criminal de determinados lรญderes polรญticos y agentes estatales.

Nos impresionรณ escuchar de los labios del jefe paramilitar las precisiones de tiempo, modo y lugar de cรณmo se dieron los hechos. En otros casos aparecieron implicados nuevos protagonistas de la vida pรบblica del paรญs. Esas historias son las piezas del ascenso de sectores de las รฉlites regionales y de los clanes familiares al poder utilizando las estructuras de lo que Mancuso llama el โ€œparamilitarismo de Estadoโ€; de la utilizaciรณn del narcotrรกfico para financiar la polรญtica, de la usurpaciรณn de la tierra legalizada por medio del testaferrato y de la compra de la tierra destinada a la reparaciรณn por medio de consorcios de testaferros; de los asesinatos perpetrados contra los aliados paramilitares usando a los aparatos de seguridad del Estado, de la traiciรณn que hicieron los polรญticos a los pactos de complicidad; del empleo de ciertas instancias judiciales para obstaculizar las investigaciones acerca de la responsabilidad de los polรญticos implicados en las versiones rendidas ante los fiscales de la Unidad de Justicia y Paz.

Con la extradiciรณn se buscaba clausurar para siempre la posibilidad de que esas historias se convirtieran en acervo probatorio. Pero la situaciรณn estรก cambiando. Ahora ya sabemos que las autoridades judiciales en Estados Unidos tienen copiosa informaciรณn. Y nosotros tambiรฉn comenzamos a tenerla. Que se declare ante los jueces y se revele pรบblicamente es cuestiรณn de tiempo.

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