OTRA PAPELETA POR LA PAZ

Por Camilo Gonzalez Posso

thumbs_toribio-04Las campañas para las elecciones de octubre de 2015 están alistándose en todos los municipios, distritos y departamentos y a finales de julio, con la inscripción oficial de los candidatos, coparan buena parte del debate político en Colombia. Es inevitable que en esta ocasión, como en tantas del pasado, la paz impregne los discursos y las apuestas sobre el impacto de los poderes locales en las posibilidades de los acuerdos y perspectivas hacia el post conflicto.

En las elecciones regionales de 1997 irrumpió el Mandato por la Paz como respuesta ciudadana al ascenso de la guerra y de la atrocidad y fue decisivo también en las presidenciales de 1998. Para que fuera posible, un decreto ordenó a la Registraduría ubicar una tarjeta de voto en todas las urnas y contabilizar el pronunciamiento ciudadano considerado un hecho político pedagógico. Antes, en 1990 la papeleta por la constituyente fue el hito central de las votaciones del 9 de marzo que no fue contabilizado y el Voto por la Asamblea Constitucional se formalizó con un decreto de Estado de Sitio y logró más de cinco millones de apoyos el 27 de mayo en ocasión de las elecciones presidenciales. La guerra fue la cuestión decisiva en cada uno de los debates electorales después del fracaso de las negociaciones en el Caguán y la bandera de las negociaciones de paz inclinó la balanza y le dio el triunfo a Santos en junio de 2014.

El asunto en estas elecciones de 2015 es el cómo se incorpora la paz en las urnas de modo que sea mucho más que las frases que aparecen en los programas de gobierno o en las consignas de algunas campañas. Las propuestas han venido en crescendo desde finales de 2014 y muchas apuntan a la convocatoria a votar por una papeleta especial sobre un tema crucial para el proceso de negociaciones que adelantan el gobierno y las FARC en La Habana.

Piedad Córdoba ha propuesto que se centre en la consulta sobre una asamblea constituyente para la paz, Roy Barreras ha presentado varias fórmulas, plataformas de respaldo a las negociaciones piden que sea un pronunciamiento exigiendo el cese al fuego inmediato y que no se levanten de la mesa hasta el pacto definitivo, varios apoyan que se utilice ese voto para otorgarle facultades extraordinarias al Presidente de la República para la institucionalización y puesta en marcha de los acuerdos, Iván Cepeda y Ángela Robledo se han mostrado partidarios de un texto de convergencia y ahora Antonio Navarro y Claudia López del Partido Verde plantean que se aproveche para ordenar a las partes la firma de un acuerdo final antes del 9 de abril de 2016. Desde INDEPAZ se ha propuesto que se realice un Mandato de Paz, es decir un pronunciamiento político similar al de 1997 que llame a parar la guerra, negociar sin pausa y promover un pacto constituyente de construcción de paz.

A casi todos los partidos y plataformas de apoyo a las negociaciones en curso les suena la idea de la Papeleta por la Paz en las elecciones de octubre sin que alguna de las fórmulas muestre consenso por ahora. Estas señales indican que se puede abrir camino un PACTO POLÍTICO Y SOCIAL alrededor de una fórmula que serviría para darle vía libre al voto por la paz.

El Registrador ha dicho que no hay tiempo para tramitar una consulta o referendo en el Congreso de la República que le dé sustento legal a la papeleta. Pero habla de la posibilidad de una acción pedagógica que es de la familia del Mandato. Esta es la opción más viable en las actuales condiciones y tiene la importancia de centrar el debate nacional en el respaldo a las negociaciones de paz.

La idea de meter al país en un debate sobre un plazo para la llegar al acuerdo final, tal como proponen los verdes es bien intencionada al creer que le corren la raya a un inminente ultimátum pero en realidad es contraproducente y una concesión innecesaria a quienes quieren poner plazos fatales como instrumento para cerrar los diálogos. Estas ideas de plazos desconocen que lo central es exigir que no se levanten de la mesa por ningún motivo, que se desescale la violencia y se llegue rápido a conversaciones y pactos en un ambiente de paz. (ver https://indepaz.org.co/plazo-para-iniciar-el-cese-al-fuego-y-no-a-la-paz/ )

La propuesta del expresidente Gaviria de facultades extraordinarias al Presidente para adoptar las medidas necesarias que permitan llevar a la práctica todos los acuerdos de terminación del conflicto y para la transición, es una de las posibilidades más razonables para ofrecer garantías a los pactos pues el marco constitucional y legal actual es completamente insuficiente. Esto lo ha ilustrado con detalle el expresidente y también el Fiscal. Pero una Consulta Popular no puede incluir cambios constitucionales (Ley 134/94) y ya no hay tiempo para tramitar en el Congreso un referendo constitucional antes de octubre. De modo que queda la opción del pacto político para un acto legislativo en esa dirección jurídicamente viable y sólo posible si lo empujan con determinación la coalición de gobierno y otros sectores que garantizan el 80% de la votación en el Senado y el 88% en la Cámara. En ese terreno el debate sería sobre las restricciones a esas facultades lo que podría ser aprovechado por radicales para ponerle líneas rojas a los negociadores del gobierno.

Como están las cosas lo importante es que el impulso a la Papeleta de Paz le puede dar un instrumento a los partidos y movimientos para respaldar las negociaciones y hacer una campaña de pedagogía a favor del proceso hacia acuerdos definitivos de terminación del conflicto y para la construcción de una paz estable y duradera. Esta iniciativa no debe subordinarse a la conciliación con la oposición a las negociaciones en curso, ni propiciar plazos fatales o camisas de fuerza a los negociadores. El texto debe ser acordado con los partidos, organizaciones comprometidas con la paz y con el gobierno.

La idea debe ser simple, un llamado a ¡Parar la guerra y dialogar sin pausa hasta firmar la paz!
camilogonzalezposso@gmail.com Bogotá D.C. junio 21 de 2015

Camilo Gonzalez Posso

Presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz – INDEPAZ. Magister en Economía, Ingeniero Químico. Profesor en varias universidades entre 1968 y 1994, Ministro de Salud de la República de Colombia (1990 – 1992). Consultor del Ministro de Trabajo (2000 – 2002). Director del proyecto Centro de Memoria y Paz de Bogotá. Autor de varios libros, ensayos y artículos periodísticos dedicados a temas económicos, políticos o sociales de la construcción de democracia y paz.