El fin del conflicto armado pactado en La Habana y suscrito finalmente en Bogotรก desatรณ una epidemia de panfletos con amenazas a lideres sociales y de izquierda en muchas partes de Colombia.
Los autores parecen ser personas o grupos que han seguido la polรญtica regional y han formado parte de estructuras opositoras a los acuerdos de paz o que se declaran alineados con posiciones radicalmente adversas a la soluciรณn negociada. Sus lugares comunes no quieren decir que tengan un mando nacional o una coordinaciรณn operativa pero si revelan que beben de las mismas fuentes de los discursos del odio y de la negativa a aceptar que en este paรญs ha terminado la guerra contrainsurgente contra las FARC, que avanzan conversaciones con el ELN y se estรก ad portas de terminar el conflicto armado como definiciรณn del conjunto del panorama nacional.

Los panfletos amenazantes se dirigen en su mayorรญa contra lรญderes y gestores comunitarios que en las regiones son visibles por su apoyo a las conversaciones de paz o por su participaciรณn en movimientos sociales. La mayor acusaciรณn ha sido que son guerrilleros o enemigos camuflados de civiles cuyo lugar deberรญa ser una zona veredal de ubicaciรณn de las FARC. No faltan las acusaciones por presunto apoyo al ELN. Pero tambiรฉn abundan los panfletos en contra de los indรญgenas, afros y comunales que actรบan en defensa de sus territorios y recursos naturales o que reclaman el retiro de grupos armados o de ocupantes ilegales.

Buena parte de esas amenazas tiene firmas falsas de presuntos grupos de las AUC, frentes de guerra anticomunista, รguilas Negras, AUG-AUC. Y tambiรฉn hay grupos locales o de presencia interregional que emiten comunicados anunciando su presencia y el inicio de operaciones llamadas de โ€œlimpiezaโ€ y orden como parte de la disputa por el control de centros poblados o veredas.

Sobre la autorรญa de los panfletos hay diversas hipรณtesis que van desde la iniciativa de personas y pequeรฑos grupos que aprendieron el mรฉtodo en la larga historia de guerra sucia y ahora lo utilizan para crear zozobra, hasta la implicaciรณn de agentes del Estado con historia de corrupciรณn y complicidad con paramilitarismo. En algunas regiones de Antioquia, Choco, Cรณrdoba, Nariรฑo o Meta, esas amenazas pueden ser parte de las practicas de grupos armados organizados como las llamadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Clan del Golfo) y de otros grupos reconocidos. La campaรฑa de grafitis en poblados del Cauca anuncian la recomposiciรณn de grupos en zonas de influencia de las FARC y su intenciรณn de disputar esos territorios.

Las caracterรญsticas de redacciรณn, impresiรณn y modo de circulaciรณn hacen pensar que la mayorรญa de esos panfletos tienen origen urbano en los municipios y localidades de mayor conflictividad violenta en los รบltimos aรฑos. Se trata de un viejo aprendizaje reciclado para la coyuntura con el propรณsito de crear zozobra, pรกnico, debilitar a organizaciones, crear sensaciรณn de inseguridad y propagar el mensaje de que la paz esta lejos y la violencia sigue imponiendo la dictadura del miedo en zonas en disputa.

El รกmbito de las amenazas en el รบltimo aรฑo se ha mostrado mรกs amplio que el de los asesinatos de lรญderes sociales y polรญticos, excombatientes, defensores de derechos humanos y gestores comunitarios. Tiene alcance regional y urbano en muchos departamentos e incluso en ciudades capitales e intermedias. Aunque sรณlo en pocos casos se ha pasado de la amenaza al atentado y al asesinato, esos panfletos son el signo de un riesgo alto a la integridad de las personas y sobre todo de los colectivos. El propรณsito es generar desconfianza en organizaciones y comunidades, debilitar las acciones colectivas y obligar a los lideres a concentrarse en actividades defensivas o a centrar sus iniciativas en la protecciรณn de personas y en la denuncia de la inseguridad.

Claro que es urgente la identificaciรณn de autores y promotores de las amenazas y asesinatos, la actuaciรณn pronta de la justicia; es urgente proteger adecuadamente a los amenazados y evitar que la intimidaciรณn disminuya la capacidad de acciรณn de los lรญderes y gestores comunitarios o de paz. Esa protecciรณn parte de la solidaridad de las comunidades, las organizaciones e instituciones; depende mucho de la conciencia ciudadana en defensa de los derechos humanos y la paz; necesita la autoprotecciรณn colectiva y deslegitimar los discursos del odio, del fanatismo y la intolerancia.

Pero no debe olvidarse que la mayor trampa del terrorismo y de las estrategias del miedo es precisamente encerrar a las comunidades y a las instituciones en los circuitos de la seguridad individual y cambiar la agenda de transformaciones democrรกticas y sociales para la paz por una agenda defensiva que se dedique sobre todo a la denuncia de agresiones o de inminencia de que se presenten.

Salir de la trampa de las amenazas requiere sobre todo fortalecer la acciรณn colectiva transformadora y en la situaciรณn actual acelerar la implementaciรณn de los acuerdos de paz, de los polรญticas de ampliaciรณn de la democracia y los planes y programas regionales de inversiรณn social y bienestar desde la equidad.

Desde la iniciativa de transformaciรณn democrรกtica para la transiciรณn, con fortalecimiento de los sujetos sociales y polรญticos, tiene mayor eficacia una nueva polรญtica de seguridad humana y serรกn mรกs efectivas las medidas necesarias de protecciรณn colectiva e individual.

Bogotรก D.C. 10 de julio de 2017

,